lunes, 9 de septiembre de 2013


                                                                                                 

CAPITULO UNO



Tengo mucho frió. Mis sentidos se congelan rápidamente. Estoy inmóvil lleno de adversidades. Quisiera despertar de esta tormenta. Solo veo que mi cueva está muy grande, quiero salir de ella. Quisiera correr por todo el bosque ver como las mariposas vuelan a los más alto del cielo, escuchar el dulce sonoro de los pájaros, sentir el abrazo de la naturaleza. Me miro los zapatos descubro que quiero usarlos, pero tengo miedo. Lo intento, no puedo recordar mi nombre.



Me encuentro en la penumbra. No tengo respuesta. Mis brazos no responden, mis piernas están congeladas en este mundo de tristeza. La oscuridad me ataca, logra dar su blanco. Las sombras son aterradoras. Logra acabar toda la energía que me queda. Mi corazón necesita una búsqueda, una fortaleza. Muero de frió. No puedo mover los parpados. No me queda calor en la sangre para soportar esto. Mi cuerpo anhela un abrazo un simple abrazo lleno de calor. Mi espíritu está muerto, desesperado en un sótano, un sótano profundo.



Estoy atrapado sin salida. En el alba algo distinto siente mi alma. Mis músculos se descongelan al tocar esta presencia misteriosa. Mi corazón estalla al sentir esta presencia. Mi mente no puede descifrar que es lo que sucede, pero siento un abrazo diferente. Lo puedo escuchar está ahí, atravesando todos los mundos para que logre salir, está ahí, cada vez más cerca, soportando los ataques de un bosque tenebroso, luchando contra las tinieblas. Está ahí derramando su sangre, peleando contra todo, está ahí, llamándome, está ahí, siento que vino por mí, está ahí, cabalgando en su caballo. Puedo escucharlo. Puedo sentirlo. Llega a tiempo. Antes de que muera solo en mi propia cueva. Extiende su mano y me saca del abismo. Un guerrero eterno que nunca imaginaria.



Al tocar su manto acompañado de su majestuosa armadura soy sano. Mi cuerpo se repara, siento en mi cuerpo un mundo de alegría, me iluminó. Él toca mi rostro y con una voz grave que jamás había escuchado mis oídos dice:



- No sufras más. Levántate, entrégame tus heridas. No temas, porque yo estoy contigo.



Mi boca no tiene palabras. Me quedo en silencio. Arrodillándome. Olvidando el dolor. Llorando como un niño. Cada palabra que sale de su boca me alimenta. Su voz tan fuerte como un relámpago, pero tan dulce como una flor de primavera. Absorbo un aire nuevo, me siento como un niño inocente que vuelve a los brazos de su padre. Tengo la sonrisa de un niño que solo quiere soñar, un niño que quiere volar. No podría aunque intentara, describir su presencia.



Ahora me encuentro afuera de la cavidad, mi espíritu regresa a la vida, mis ojos pueden observar un bosque, muy grande para no disfrutarlo, puedo correr, puedo saltar, puedo enloquecer. Trepo a un gran árbol, veo que el bosque es hermoso, nada me detiene, una alegría que jamás sentí se apodera de mí. Ese día por lo menos trepe más de 7 árboles. Al bajarme del último árbol una rama se fragmenta y yo caigo al suelo, mi cuerpo cae en un lodo pegajoso, Él me ayuda a levantarme, con las manos me limpio del lodo de mi rostro y sin poder evitarlo reímos juntos.



Inicia una nueva travesía, el bosque nos espera, es un bosque largo. Cada día puedo notar como Él no duerme para asegurarse que este a salvo, hay muchos peligros en el bosque, criaturas extrañas, árboles engañosos. Al sentir su incomparable presencia todo se ilumina, todo el bosque florece, todo se vuelve un paraíso. Caminamos, juntos nos proponemos a atravesar los enigmas que va dejando el bosque, no cabe en mi mente todo lo que hizo y hace por mí y yo no puedo ofrecerle nada. Decido entregarle lo único que tengo; mi corazón. Abro mi boca y con el aliento que obtengo le digo:



- No sabía a dónde pertenecía, ni a donde pararía. Me salvaste. Me liberaste. Te entrego todo lo que soy, mi corazón es tuyo.



Los rayos del sol chocan en mis ojos, en este instante un gran luz me paraliza. Aparezco en un mundo distinto, me sumerjo en Él, todo brilla más que un diamante. Me miro tengo un aspecto totalmente distinto, mis brazos, mis piernas crecen y se fortalecen, tengo un aspecto de soldado maduro. Floto en este mundo, mis parpados se salen de ritmo. Chocan contra mi relámpagos que contienen algo escrito. Escucho una gran voz, su voz de nuevo me llama:



- Esfuérzate y se valiente.



Lo miro de frente, me sonríe. Después en la misma postura aparecemos en el bosque. Con la mirada me señala a mi pantalón, un traje que adquirí junto con este nuevo aspecto. Señala unos de los bolsillos que contiene el pantalón, abro el bolsillo y mi mano derecha sostiene un papel, tiene algo escrito. Tiene escrito mi nombre: Anthony.











CAPITULO DOS

Es jueves. Lo reconozco porque cuento los días. Me despierta un dulce olor a pan horneado. Pero ¿Pan horneado en un bosque? No lo entiendo. Después descubro que es el pan de su bolso. No capto la idea como esos panes pueden durar mucho tiempo calientitos en su bolso. Él me mira y parte un pan en dos y me da el trozo más grande. Siento que es el mejor alimento que jamás había probado, los frutos del bosque son exóticos e incluso tienen un sabor único, pero el alimento que recibo de Él hace que me quede con ganas de más. Me preparo, junto a nosotros hay un lago, puedo notar su reflejo, sin pensarlo decido nadar en el. Al sumergirme mi mente empieza a cobrar vida. Deposité todo lo que soy en ÉL. No tengo temor. Desaparecieron las tinieblas. Apareció un respuesta en medio de la nada. Él es mi fortaleza. Un guerrero Eterno. ¿Qué hubiera pasado con mi alma si no hubiera llegado a tiempo? ¿Estaría muerto ahora? Cada mañana despierto con este pensamiento. Al salir del lago me visto pronto. Escucho que relincha ese gran caballo, el color blanco de su piel se refleja en el lago. El que lo monta es Fiel y verdadero. Respiro profundo no sé si mirar el suelo o el cielo. Siempre cada amanecer Él enciende mi día, con una sonrisa entiendo todo lo que trata de decirme. Nos preparamos para caminar este día. Unas horas más tarde, después de caminar bastante, descansamos junto a un rio. Agotado un poco descanso junto a Él, nunca se cansa, nunca se agota. Decidimos pescar, contábamos con dos redes (las habíamos hecho durante el camino a base de nudos) fue muy divertido pescar, aunque no lograba sacar ningún pescado, después de tantos intentos, Él me señala hacia que lado colocar la red y para mi sorpresa mi red atrapa demasiados peces. Decido dormir un momento. Después de descansar un poco, veo que Él ya tiene preparada la comida. Tengo mucha hambre. Observo un tronco de árbol a unos metros de mi, y puedo ver que encima de el tronco hay un plato con cinco panes y dos peces. Se paraliza mi cuerpo y por mi mente pasan millones de imágenes que no logro reconocer, es como si esto significara algo increíble, algo distinto que no logro reconocer. Él me llama vacilando que la comida se enfriara, volviendo a la realidad me uno a Él para comer. Hay mucha variedad, puedo sentir el olor de fresas silvestres, mora de los pantanos, frambuesas frescas, un poco de arándanos y frutos secos pero sin duda el plato principal son los peses y los panes (nunca entenderé como esos panes se mantienen calientitos en su bolso). Estoy completamente lleno y no me cabe un bocado más. Él calcula la comida que necesitamos, aunque siendo sincero con esta comida podríamos alimentar a más de cinco mil personas.










Después de comer caminamos un poco y nos sentamos en el piso de césped. El viento corre desesperadamente. En este momento siento que algo ocurrirá. Me entrega un gran poder. Algo que planeo para mí pero aun no logro conocer Él me lo revelara poco a poco. Ojo no vio, ni oído escucho, ni mente concibió, para descifrar este plan. Este poder.



Mis pies encuentran un paso más al caminar, siempre encuentro un desafío más. Cae la noche, la lumbrera menor se asoma, acampamos. Siempre acampamos no importa en donde estemos Él soluciona todo. Muchas veces nos trepamos a los árboles. Trato de contar lo que brilla en la noche. Hay noches que veo estrellas más brillantes, otras noches intento armar figuras con ellas. La noche se vuelve maravillosa. Noches en las que escucho sus palabras que brillan más que cualquier estrella. No hay nada de miedo en mi corazón puesto que Él está conmigo. El bosque deja muchos secretos no conozco el bosque. Él me enseña cada movimiento de este laberinto, me muestra los peligros, las trampas, lo que me daña, los frutos venenosos, criaturas fuertes (algunas son inocentes así logran cazar mejor a su presa). Siempre me limito a recoger algunos frutos secos pero siempre me sorprendo que Él tenga listo todo lo que necesito. Siempre tengo alimento, al estar con Él nada me faltara.



Puedo notar como la nieve cae en mi rostro. El despertar de un frió invierno. No tengo frió. El traje que me dio se adapta perfectamente al clima, es una especie de chaqueta muy fina acompañado de un pantalón ajustable y unos zapatos perfectos para correr. Él siempre me abraza, su abrazo eterno lo cubre todo. Acercándome le pregunto su nombre, con la sonrisa de cada día y su asombrosa mirada me responde:



-¿Porque preguntas por mi nombre, que es admirable?















CAPITULO TRES

Mi corazón respira. A pesar de todos los caminos, el bosque guarda secretos bellos. Se encuentran luceros en lo más nublado de la noche. Siento un suspiro que nunca antes había experimentado. Martes se acaba. Estoy un poco cansado, pienso que hemos recorrido bastante pero descubro que apenas es el comienzo. Una noche fascinante. Él enciende una fogata. Me cubre con su calor. Él es fuego eterno. Levanto mi mirada en Él. Puesto los ojos en Él. Sonriendo y en medio de una lluvia de estrellas me otorga una nueva dádiva. Observo con cuidado, me faltan palabras. Una gran armadura. Un yelmo, una coraza, una espada, todo lo que un guerrero completo necesita. Se perfecciona con el traje anterior, cada arma se adapta a un espacio distinto en mi cuerpo. Al vestirme con esta armadura puedo enfrentar todos los peligros que se presenten, esta armadura es extraordinaria. Al tocarla mis venas se estremecen. Al extremo mi vista capta un pequeño brillo de un arma que choca contra mis ojos. Me acerco lentamente. Un escudo. Un escudo totalmente poderoso, indestructible al notar sus colores. Me quedo impactado. Con ese escudo puedo atravesar cualquier montaña, cualquier incógnita. Ahora estoy armado con una armadura invulnerable. Él me dijo que con esta armadura venceré a las tinieblas. Me muestra un arma invencible que está dentro de la misma armadura. Un libro escrito por Él. En cada palabra escrita su omnipresencia atraviesa los límites de la historia. Él mismo es este libro. Al leer cada palabra vigorosa de este libro mi armadura brilla. Levanto mi cabeza y Él me dice:

- Así el bosque se destruya, así los pájaros mueran, nunca sueltes este libro.





Guardé en mi corazón esta arma, puesto que rompe cualquier atadura en cualquier mundo.

La brisa de la nieve se va agotando. Pronto terminara el invierno. Suelo jugar con la nieve, tocar la textura del viento. Nunca estoy aburrido, suceden cosas atrayentes, una noche vi brillar una estrella fugaz animal, una luciérnaga. Cada que la lumbrera mayor sale aprendo algo nuevo. Nunca paramos de hablar Él y yo. Sus asombrosas y poderosas palabras emergen un nuevo emblema. Me cuenta una historia de un hombre llamado Jonás.


Resumida la historia narra que Jonás recibió un llamado de Él, y su misión era ir a Nínive. Una ciudad que estaba perdida. Su misión incluía llevar un mensaje de salvación, que Nínive se arrepintiera de lo que era. Pero Jonás tuvo miedo, debido a que esa ciudad era peligrosa. Tomo un camino equivocado. Emprendió un camino lejos de Nínive, en un barco junto con unos marineros. Los marineros experimentaron la presencia de una tormenta. Descubrieron que era Jonás el causante de esto, puesto que había desobedecido y Jonás acepto su culpa. Para que no murieran los marineros ahogados a causa de la tormenta y con toda la pena arrojan a Jonás al mar. No muere si no lo ingiere una ballena. Permanece tres días dentro de ella. Y pide perdón a Él, se humilla. Al tercer día la ballena lo vomita. Al entender la lección Jonás cumple la misión. Y a si mismo se une a Él de nuevo, que era todo para Jonás. Nunca me imaginaria estar dentro de una ballena, sería totalmente asqueroso. Al escuchar esta historia mi mente trabaja diciendo; ¿Qué pasaría si estuviera en el lugar de Jonás? ¿Iría a Nínive al primer llamado? ¿Tendría que estar una semana dentro de una ballena para entender mi desobediencia? ¿Tendría que ser consumido por un hipopótamo? Aunque el hipopótamo no lo conozco a fondo, trato de imaginar esa especie. En el bosque hay especies totalmente mortíferas.

Observo el hermoso color naranja del crepúsculo. La noche toma control y la acompaña una lluvia suave. Llueve con ganas. Las gotas sufren su caída, temen a la fricción sobre el viento. Caen suavemente. Siento la lluvia. Caen gotas en mi cuerpo, las siento en mi cara, juego con ellas. Descanso mi armadura junto a los arboles desnudos. Y disfruto bailando la incomparable lluvia. Él baila conmigo. A partir de hoy la lluvia se convierte en un símbolo de esta travesía. Un símbolo de fuerza, donde logro descansar por completo y mi espíritu es alimentado con esta pasión. Tengo todo a mi favor. No me lo esperaba. Es más de lo que imagino. Cuando caminamos, este majestuoso Guerrero Eterno conoce mis movimientos y me responde antes de llamarlo. Atraviesa los límites de lo que merezco.





Sentado en un tronco miro detalles. Observo cómo una ardilla recoge pequeñas semillas, la miro de lejos. Una criatura llega por detrás y la devora. Se trataba de una pequeña bestia. Las semillas quedan en el suelo. ¿Porqué he visto esto? ¿Acaso significa algo? Siento el olor sangre, sangre de bosque, está detrás de mí. Esta respirando en mi oído, su respiro es terrorífico. Suelta una mordida. Logro salir de su alcance. Una bestia. Una mezcla de un león con un oso, con un color blanco oscuro, con la mirada de un leopardo. Sus colmillos son más grandes que mis manos. Quiere devorarme. Quiere matarme. Se lanza contra mí. Logro agarrar mi espada y el arranco una pata. Se aleja un poco de mi. Parece asustado. Suelta un gemido, suelta un clamor. ¿Qué estoy viendo? Aparecen atrás tres bestias con la misma forma pero mucho más grandes. Estoy aterrado. Estoy temblando. Alguien me toca el hombro. Es mi fortaleza. El Guerrero Eterno que me salvo. Me recuerdo que no debo tener miedo. Las bestias sueltan un rugido al mismo tiempo. Nos preparamos. En posiciones tomo mi escudo. Se me lanza el pequeño. Logro derribarlo con mi escudo. Una chispa sale del cuerpo de Él. Una chispa que salta a las bestias. Una chispa que enciende un fuego. Un fuego que se propaga por toda la piel de las bestias, ese fuego consume poco a poco a las bestias. Las bestias están muertas. Pero no queda siquiera el cadáver y las cenizas se las lleva el viento. Él es invencible. Al ver esto las especies del bosque se arrodillan ante Él juntamente conmigo. No puedo describir su poder. Con justicia pelea. Vestido de lino finísimo. Su túnica mas blanca que la nieve. Nada puede manchar su nombre. Su nombre está escrito en toda la historia. Su nombre es más poderoso que cualquier cosa creada. Nombre sobre todo nombre.







CAPITULO CUATRO


Han pasado dos semanas desde aquel acontecimiento de las bestias. Hoy es viernes. Un día cálido. Parece que alguien está apagado este día. Salgo esta mañana sin avisar. Sin avisarle. ¿Porque me aparto de Él, si no conozco el bosque? Mi mente está bloqueada en este instante. Pareciera como si una pesadilla maligna quisiera apoderarse de mi existencia. Corro desesperado. Me aparto. Huyo al bosque. ¿Pero que estoy haciendo? ¿A donde iré? No tengo un camino, no tengo un destino. Mi corazón se desvía, me desconcentro de la luz, pierdo el control. Huyo sin mi armadura, huyo sin mi traje. Corro a las profundidades del bosque, el miedo empieza de nuevo aparecer. ¿Que estoy haciendo? ¿Porqué me alejo de Él? Le estoy fallando después de lo que hizo por mí. Mi corazón se abruma. No puedo respirar. Tropiezo contra una roca y me doy un fuerte golpe en la cabeza. Los latidos de mi corazón se aceleran por completo. Tirado en el suelo, con frió, mi mente reacciona ; ¿Que he hecho? Me aparte de Él, parece que algo dentro de mi aun es débil. El tiempo me traiciona. Pasan días amargos, sin rumbo. No he comido en 4 días. El bosque me ataca. Me odio. Soy lo bastante cruel para condenarme. Logro comprender como viven las especies del bosque. Pero me he quedado sin fuerzas.











Estoy sentado, agotado. Mis ojos lograr contemplar una pequeña ave silvestre que viene hacia mí. Se detiene en mi mano y veo que en su pico carga un trozo de pan. Hambriento tomo el trozo de pan, al tomarlo esa ave se marcha volando.

El viento choca contra mí, junto con las melodías que emiten las aves del bosque logro sacar una pequeña estrofa:

Llévame allá, donde se que habrá paz,

Donde tengo que callar para

escucharte hablar,

Donde todo es realidad

y el tiempo no existe más.

- Estoy abandonado, digo en voz alta. --. No lo estas. Responde Él. Siento de nuevo su extraordinaria y a la vez poderosa voz, está aquí ¿Como me encontró? No soy digno de su perdón. Le falle. Intento abrir la boca cuando Él me dice:

- El espíritu está dispuesto, pero la carne es débil.

Vuelvo a los brazos de un padre misericordioso, vuelvo a los brazos de aquel que me creo, vuelvo a los brazos de aquel Guerrero. Reconozco que sin Él soy vulnerable. Me levanta de las sombras del bosque como si nada sucediera. Me abraza. Descanso en su presencia. El permanece Fiel. Mi corazón se arrodilla arrepentido como un hijo prodigo. Él está aquí. Él ES.

- Que bueno que no estuviste dentro de una ballena. Me dice vacilando.

Adoro su manera de alegrar mis días. Pero es cierto lo que dice. Agradezco en lo más recóndito de lo que soy que mi cuerpo no hubiera estado dentro de una ballena apestosa.

Respiro profundo. Vuelvo al camino correcto. Él es mi camino. Caminando ambos mi boca se abre y nacen palabras que salen de mi corazón:

- Puedo sentir tu fuego. Despertaste mi pasión. Despertaste mi alma. Mi alma te necesita. Me encontraste y ahora respondo a tu llamado. Estoy bajo tu plan, el poder que me otorgaste. Me enseñaste a ver el bosque.

Él me observa sonriendo, toma mi mano y coloca un pequeño animal, sus alas son muy suaves, sus colores son estupendos y pensar que antes era una oruga, al tocar esta especie vienen a mi mente imágenes desde el primer día que lo conocí, y comprendo que quiere decir esto, es lo que ocurrió conmigo. Ocurrió una Metamorfosis.

Fui transformado. Fui sanado. Fui rescatado en medio de una tormenta de nieve que atacaba mis entrañas. Y aquí estoy. Mi nombre es Anthony, puedo pescar, pelear con una espada y caminar en el bosque. He aprendido apreciar cada detalle del bosque. Aun recuerdo ese jueves el día del lago. Ese día ha dejado huella. Recuerdo que me sumergí, nade y disfrute del agua refrescante del lago. Al extraer mi cabeza a la superficie notaba que a Él también le gustaba el lago, ese instante quede estupefacto, ¡Él caminaba sobre las aguas del lago! Es como si en menos de un segundo apareciera una niebla de felicidad. Su poder no tiene límites.

Pareciera que el bosque nunca termine, pareciera que fuera infinito. Pero tarde o temprano el bosque acaba cuando menos lo esperes. Confió en ÉL. Juntos atravesamos este bosque y al final del camino saldrán de su boca estas palabras: Buena Travesía.












CAPITULO CINCO

Mis articulaciones empiezan a despertar. Mis sentidos vuelven a la vida. Deseo un gran bocado. La música del bosque entra por mi piel. Son sensaciones inexplicables.

- Te prepare algo especial esta mañana. Dice Él con una alegría sobrenatural.

-Entonces sentémonos juntos, muero de hambre. Digo animado

- Siempre tienes hambre. Responde Él vacilando. Los dos nos reímos y comemos.

Es una gran verdad, casi todo el camino voy comiendo algo, pareciera que mi estomago fuera como una especie de barril sin fondo.

Este día el bosque tiene otro aspecto, como si entráramos a un bosque lóbrego. Presiento que algo ocurrirá, es como un sexto sentido. Aquí se respira azufre. Presiento que aparecerá una bestia como ocurrió días anteriores. Pero es más que una bestia, como si se tratara de algo más tenebroso. Siento los pasos del príncipe de las tinieblas. Lo sé porque es el enemigo del Guerrero Eterno que esta siempre conmigo y por lo tanto se convierte en mi enemigo. Un rugido ataca el bosque. Un rugido de horror. Se está acercando. Preparo armas. Veo a lo lejos que corre hacia mí pero se detiene. Tiene un aspecto que jamás había visto. Un aspecto de hombre lobo, en su pecho puedo notar su marca abominable expresado en un numero; seiscientos sesenta y seis, tiene garras y colmillos llenos de sangre y su cuerpo es totalmente aborrecible. Ni siquiera lo volteo a ver al rostro ya que resulta repugnante. Veo como las especies del bosque huyen a causa de la presencia de esta bestia, que su nombre es: Abadón. Esta bestia gobierna a las tinieblas. Me preparo para atacar, cuando mis oídos sangran al escuchar las palabras de esta bestia diciéndome:

-¿En verdad confías en Él?

Mi corazón pierde el ritmo. En este instante un espíritu de guerrero corre por mis venas, transformándome, mis ojos cambian de color. Agarro con todo lo que soy mi espada y ataco como un león lanzándose contra su presa. Mi espada divide en dos partes a esa bestia. Se retuerce las dos partes del cuerpo en el suelo, se trasforma en una serpiente voraz y se marcha arrastrándose en el bosque. Tiemblo un poco. Escucho una melodía, una melodía en la que descansa mi corazón, puedo notar a unos pasos una luz que ilumina un objeto, camino descansando y descubro que es El libro, El libro que viene junto con la armadura, está abierto, me acerco y lo tomo en mis manos, puedo notar que en la pagina abierta contiene esto escrito:

"Mas el que me oyere, habitará confiadamente y vivirá tranquilo, sin temor del mal."

Me arrodillo. Humillado. Lo escogí a Él y ahora no tengo temor. Peleo en su nombre. Él aparece atrás de mi, extendiendo sus brazos voy asía Él y me abraza muy fuerte. Siento cosquillas en mi estomago abro mis labios y pronuncio este pacto:

- Aunque un ejército acampe contra mí, no temerá mi corazón, caerán diez mil a mi lado y aun así estaré confiado.

Esta noche es especial. Admiro un espectáculo en el cielo llamado: Aurora boreal. He pasado una aventura extraordinaria...

-Aun falta mucho por recorrer, te sorprenderás. Responde Él (Es como supiera lo que pensara)

Me siento en un Oasis. Un Guerrero Eterno. Comprendí en el bosque que Él es mi Creador. Es un regalo que no merezco. Es más de lo que mi alma necesita.

¿Mi origen? ¿Mi familia? ¿Amigos? quizás ellos estén caminando su propio bosque. ¿Debería mencionarlos? Esta travesía es entre mi Creador y yo. He aprendido a caminar en el bosque. 


Escrito por Pedro Castro